Empezamos nuestro
capítulo con una pequeña discusión, es obvio que Laura se alteraría al saber
que ha estado utilizando todas las cosas de su suegra. Desde las sillas hasta
su cama. Claro que Carmilla no contaba con que se quedaran más de dos noches o
que su hermana abriera la boca con tan delicada información, pero tampoco es
que se le haga para tanto, sólo es una casa.
LaFerry se une a la
pequeña discusión, les extraña la nueva presencia en la casa, Laura-como
cualquier pareja a la que no le cae bien tu familia- empieza a decir que su
cuñada es simpática si te agrada su personalidad psicópata. Carmilla parece
inconforme con esa actitud pero promete que no le hará daño.
¿Qué hago yo aquí? |
Laura busca un poco de
comprensión por parte de sus amigas al querer informar que el apartamento
pertenecía a su enemiga muerta (Laura quiere a toda su familia política de una
forma peculiar…) pero no es algo que sorprenda a LaFontaine, pues ya lo sabía,
más que nada por la decoración tan intimidante y algunas piezas demasiado
valiosas para estar fuera de un museo.
Carmilla les asegura
que, aunque Mattie es completamente impredecible, su madre no confiaba en ella
del todo, así que hará lo que tenga que hacer y se ira del sitio. Sólo hay que
dejarla trabajar en paz.
Encontrando poco apoyo
por nadie, Laura se tiene que tragar la molestia y dejar que la señorita
Belmonde se una a sus transmisiones en vivo.
Todas las noticias que
Laura va dando, Mattie encuentra la manera de endulzarlas o hacerlas zonas mucho
mejor, digamos que sabe vender muy bien la información.
Seguro eres adoptada. |
Tras terminar con las
noticias, Perry recibe a Laura con chocolate caliente pero su presencia alerta
un poco a Mattie.
Justo cuando todo el
mundo disfruta de su bebida, algo fuera de la casa empieza a generar escándalo.
LaFontaine entra para decirnos que la biblioteca a desaparecido, en el fondo
Carmilla luce sorprendida y Mattie parece indiferente.
¿Qué se traerá entre
manos?
Contenido extra:
Aquí se despide NADIE.
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